Huey Long, conocido en su tiempo como «El rey pescador», fue una de las figuras políticas más complejas, carismáticas e influyentes de Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Gobernador de Luisiana y posteriormente senador, Long revolucionó la política con un estilo directo, cercano a los trabajadores y muy centrado en la redistribución de la riqueza, en el contexto de unos EE.UU. hundidos por la crisis y con un modelo brutalmente injusto, que generalizó altas cotas de miseria. Su lema «Every Man a King» —cada hombre un rey— resumía de forma sencilla su visión de un país donde la prosperidad no fuera privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos.
Long inició su carrera dentro del Partido Demócrata, pero su visión radicalmente rupturista y su enfrentamiento con las élites lo llevaron a fundar el movimiento «Share Our Wealth» —Compartamos Nuestra Riqueza— en 1934. Esta iniciativa proponía fuertes impuestos a las grandes fortunas para garantizar bienestar a todos los ciudadanos, incluyendo un ingreso básico, educación gratuita y acceso universal a la salud. Sus aspiraciones políticas iban más allá del Senado; planeaba postularse a la presidencia en 1936, desafiando a Franklin D. Roosevelt desde una plataforma aún más populista y redistributiva.
Pero no se le puede tachar de simplemente teórico o demagogo. Bajo su mandato, el Estado de Luisiana experimentó una transformación sin precedentes. Construyó carreteras, hospitales y cientos de escuelas, asegurando acceso a educación y salud para las clases trabajadoras. Su combate sin cuartel contra las élites económicas le granjearon tanto seguidores devotos entre el americano común como enemigos muy poderosos, pero su conexión con el pueblo al que representaba fue inquebrantable e irrenunciable. Su retórica clara y sencilla, basada en un discurso anti-establishment sin fisuras lo convirtieron en un ícono del populismo estadounidense.
Aunque su vida fue truncada, siendo asesinado en 1935, su legado no se ha perdido del todo. El espíritu de Huey Long sigue vivo en algunos movimientos políticos que priorizan a los trabajadores y desafían a las élites. En la actualidad, una parte del movimiento MAGA y figuras como el actual vicepresidente J.D. Vance han heredado elementos de su estilo y el fondo de su mensaje. La cercanía con la clase obrera y la promesa de devolver el poder al pueblo reflejan estrategias que Long perfeccionó hace casi un siglo.
Huey Long demostró que un liderazgo populista, alejándolo de las connotaciones despectivas que el sistema ha encasillado a ese término, cuando se enfoca realmente en mejorar la vida de la mayoría, puede redefinir la política y el sentir de una nación. Su huella, con sus evidentes claroscuros, es innegable, y su impacto sigue resonando en el panorama político estadounidense de hoy.