El imaginario colectivo asocia a Kentucky de forma irrevocable con una popular cadena de restaurantes de comida rápida o, cómo no, con su reputado bourbon. No obstante, para el aficionado a las carreras de caballos, la patria chica de Lincoln es, sobre todo, sinónimo de turf.

Lousville, que aun sin ser la capital del estado sureño es su ciudad más poblada, acogió el pasado sábado el celebérrimo Derby de Kentucky. El característico y bien parecido hipódromo de Churchill Downs, que desde 1875 viene siendo el hogar de esta primera gema de la Triple Corona estadounidense, lucio sus mejores galas para tan esperada fecha.

Se trata de una prueba reservada para los mejores tresañeros de su generación que, tras una muy exigente temporada compitiendo en pistas de Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra, Francia y Japón, logran clasificarse mediante un sistema de puntajes para ser de la partida en la también llamada “carrera por las rosas”, denominada así por la nutrida guirnalda compuesta por 554 rosas rojas que se confecciona con el máximo esmero para revestir al vencedor en el paddock de ganadores.

En circunstancias normales, serían 165 000 espectadores los que hubieran seguido in situ la prueba. Para que nos hagamos una idea, harían falta dos estadios Santiago Bernabéu para albergar a tal cantidad de público. En esta edición, y por razones que tanto aburre repetir, el aforo se vio limitado a 52 000 personas que, siendo fieles a la tradición, entonaron al unísono “My old Kentucky home”, el himno oficial del Derby, con un generoso trago de julepe de menta en la mano.

El turf norteamericano y sus patrocinadores parecen impermeables a la situación de crisis actual. La bolsa de este año alcanzó la mareante cifra de tres millones de dólares, de los cuales 1,86 millones se embolsó el propietario del caballo victorioso.

Por todo ello, y aludiendo a la duración aproximada de la carrera, el Derby de Kentucky es conocido con todo merecimiento como “los dos minutos más excitantes del deporte”.

La previa

Buscando la aclimatación, los purasangres empezaron a desembarcar en las cuidadas instalaciones del complejo hípico con varios días de antelación a la gran cita. Como viene siendo habitual, 20 fueron los ejemplares que aparecían inscritos en el partant definitivo que, tras la retirada a última hora de King Fury por un severo proceso febril, quedó en 19.

En el morning line despuntaba sobre manera Essential Quality, que cotizaba 2 a 1. El tordo hijo de Tapit se presentaba con una imponente credencial de cinco victorias en cinco salidas, entre ellas las selectivas Breeders’ Futurity Stakes y Breeders’ Cup Juvenile. Además, en 2020 fue nombrado mejor dosañero en Estados Unidos. Con el panameño Luis Sáez en la silla, el serio potro de Godolphin era el claro favorito.

Su primordial amenaza era, a priori, Rock Your World (5 a 1). Al igual que el preferido para las principales casas de apuestas y pronosticadores, el pupilo de John Sadler llegaba invicto. Para conducirlo, el elegido fue Joel Rosario, ganador de más de 3 000 carreras incluyendo la Dubai World Cup. El tresañero, que ya sabía lo que era vencer tanto en arena como en hierba, venía de desclasar a sus oponentes en el durísimo Derby de Santa Anita.

También gustaba, y mucho, Known Agenda (6 a 1). El guapo hijo de Curlin había culminado su temporada de dos años pinchando en el Remsen Stakes, sin embargo, desde principios de 2021 había estado compitiendo en una clara progresión dejando un fantástico sabor de boca al imponerse en el siempre exigente Derby de Florida.

El sorteo deparó que debían salir de los cajones 14, 15 y 1 respectivamente, esquivando el detestado y siempre a evitar número 17. Curiosamente, esta es la única gatera desde la cual ningún caballo ha conseguido ganar el Derby en sus 147 años de historia.

En un peldaño por debajo de los distinguidos favoritos, pero con una buena chance, aparecían aspirantes como Hot Rod Charlei (8 a 1), Highly Motivated (10 a 1), Mandaloun (15 a 1) y Medina Spirit (15 a 1).

La carrera: “and they’re off!”

Brillante la largada de Medina Spirit que, arrancando desde el cajón número 8 y en una pista rápida, se acomodó raudamente en la punta sin ningún tipo de vacilación. Clarísima declaración de intenciones del veterano jockey John Velázquez que, muy valiente, impuso el ritmo de la prueba desde el comienzo. Poderosa y enérgica también la partida del outsider Soup And Sandwich que viniendo desde todo el exterior no tardó en colocarse a su flanco.

Salidas defectuosas, no obstante, para los favoritos Rock Your World, cuyo jinete llegó a perder el estribo, y Essential Quality que, con problemas de tráfico desde los inicios, se vio obligado a buscar calles más alejadas de los palos circulando bastante abierto durante prácticamente todo el recorrido. Circunstancias que, a la postre, resultaron determinantes para ambos.

Llegados a la recta de enfrente, con un ritmo de carrera ciertamente alegre, el hijo de Protonico continuaba mandando con Soup And Sandwich, Mandaloun y Helium en puestos de acecho y marcándolo bien de cerca.

Tras dibujar una última curva perfecta, y con la exquisita monta del francés Florent Geroux, Mandaloun parecía encarar la recta final mejor que ningún otro encimando e inquietando seriamente al líder. A estas alturas las respectivas aventuras de Soup And Sandwich y Helium, desfondado uno y empezando a ceder el otro, habían llegado a su fin. Muy al contrario, Essential Quality cambia de ritmo, tira de clase y se une definitivamente a la fiesta. Hot Rod Charlie, que nunca le perdió la cara a la carrera, saca corazón y pulmones y no se queda atrás.

Sin embargo, Medina Spirit, con un John Velázquez sublime en la silla, demuestra gozar de más stamina que sus rivales, repele los ataques, resiste a los potentes remates de todos ellos y cruza la línea de meta el primero por medio cuerpo de distancia sobre un honradísimo Mandaloun en un tiempo de 2:01.02. Bronce para Hot Rod Charlie y cuarto puesto para el favorito Essential Quality.

Sobresaliente, como de costumbre, el ejercicio físico y mental del jockey puertorriqueño y miembro del Salón de la Fama de la Hípica de los Estados Unidos que consigue su cuarto Derby, mientras que el preparador Bob Baffert amplía su leyenda alcanzando su séptima victoria en la carrera por las rosas.

Medina Spirit, que siendo yearling fue vendido por apenas 1 000 dólares y cuya principal baza era su triunfo en el Robert B. Lewis Stakes el pasado mes de enero, se gradúa con honores, a la par que su propietario, el empresario californiano de origen saudí Amr Zedan, ya sueña con la gran corona…

El club de los trece: desde Sir Barton hasta Justify

Las carreras hermanas del Derby de Kentucky, y que juntas conforman la mítica Triple Corona, son el Preaknees Stakes, que se celebrará el 15 de mayo en el hipódromo de Pimlico, en Baltimore, sobre los 1 900 metros y el Belmont Stakes, que con una distancia de 2 400 metros tendrá lugar el 5 de junio en la magna pista neoyorquina de Belmont Park.

Únicamente trece purasangres, emblemas del turf mundial en general y del estadounidense en particular, han logrado el hito de triplecoronarse al lograr la victoria en las tres pruebas. Ellos son Sir Barton (1919), Gallant Fox (1930), Omaha (1935), War Admiral (1937), Whirlaway (1941), Count Fleet (1943), Assault (1946), Citation (1948), Secretariat (1973), Seattle Slew (1977), Affirmed (1978), American Pharoah (2015) y Justify (2018).

La descomunal dificultad que supone para un potro ganar tres de las carreras más duras y competitivas del mundo, sobre distancias tan dispares, en tres estados diferentes, en tan solo cinco semanas y contra lo más granado de la generación, dan de sobra para entender el porqué de tan limitado número.

Tras la victoria del sábado, Medina Spirit acaba de subir el primero de los tres escalones que dan acceso al club de los trece. Pronto comprobaremos si tropieza o, por el contrario, se convierte en digno miembro de este exclusivo, ilustre y restringido cenáculo.