Alasdair MacIntyre: un faro de la razón moral en tiempos de oscuridad

Su empeño por la ética lo llevó a una colosal travesía, que culminó felizmente con su conversión al catolicismo

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El pasado miércoles 21 de mayo falleció en Edimburgo, a los 96 años, Alasdair MacIntyre, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX y principios del XXI. Lo cierto es que el legado del pensador escocés —nuestra tarea pasa por recuperarlo— trasciende las fronteras académicas, y nos ofrece todavía una crítica profunda a la modernidad y una defensa apasionada de la tradición moral cristiana.

Nacido en Glasgow en 1929, MacIntyre inició su carrera académica en el ámbito de la filosofía analítica y el marxismo. Sin embargo, su búsqueda incansable de una comprensión más profunda de la moralidad lo llevó a cuestionar las premisas del liberalismo moderno. Ajá. Su empeño por la ética lo llevó a una colosal travesía, que culminó felizmente con su conversión al catolicismo en la década de 1980, influenciado por el pensamiento de Santo Tomás de Aquino y San Agustín.

Tras la virtud: una crítica a la modernidad

Vale la pena recuperar su obra más emblemática, Tras la virtud (1981). MacIntyre plasmó en ella una denuncia contundente de la fragmentación moral de la sociedad contemporánea. El filósofo edimburgués argumenta que la pérdida de una narrativa moral compartida ha llevado a un relativismo ético que socava la cohesión social. Y ante tal socavamiento, una propuesta feliz: el retorno a la ética de la virtud, inspirada en Aristóteles y perfeccionada por Santo Tomás, como camino hacia una vida moral plena.

La comunidad como escuela de virtud

Este es acaso el punto más relevante de su pensamiento. Para MacIntyre, la moralidad no es una construcción individualista, sino que se forja en el seno de comunidades que comparten prácticas y tradiciones. La recuperación de la virtud en comunidad, pues, funciona también como enmienda a la modernidad. Estas comunidades son el terreno fértil donde las virtudes se cultivan y transmiten, ofreciendo resistencia a las fuerzas disgregadoras del individualismo moderno.

Un legado perdurable

Más allá de sus contribuciones filosóficas, MacIntyre fue un defensor del papel de la Iglesia y la familia como pilares de la vida moral. Chin chin. Su pensamiento ha influido en numerosos movimientos conservadores —suyo es el hallazgo de la «ortodoxia radical»— y ha inspirado a generaciones de pensadores que buscan reconciliar la fe con la razón en un mundo secularizado.

En un tiempo donde la confusión moral parece reinar, tras su muerte la obra de Alasdair MacIntyre resplandece como un faro que guía hacia una comprensión más profunda de la virtud y la comunidad. Su vida y pensamiento nos recuerdan que, incluso en medio de la oscuridad, es posible encontrar caminos hacia la verdad y el bien. Un verso de Julio Martínez Mesanza nos sirve hoy como mejor epitafio: «Hay espadas que empuña el entusiasmo / y jinetes de luz en la hora oscura».

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