Gustavo Torner: artista, poliédrico y conquense

Creador, junto al filipino Fernando Zóbel, del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca

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Gustavo Torner, artista conquense de proyección internacional, ha fallecido a los 100 años de edad, como ha sido confirmado desde el Espacio Torner, el centro de arte ubicado en la iglesia de San Pablo de Cuenca que desde 2005 custodia y difunde la obra del pintor y escultor, figura esencial en la renovación artística española de la segunda mitad del siglo XX.

Centenario, nacido en 1925, Torner fue una personalidad poliédrica. Ingeniero de Montes de formación, se adentró de manera autodidacta en las corrientes abstractas e informalistas durante la década de los cincuenta, convirtiéndose en uno de los pioneros de un lenguaje plástico que en España aún era incipiente. Su amistad con Fernando Zóbel resultó decisiva para que el pintor filipino eligiera Cuenca como destino, germen de la posterior creación del Museo de Arte Abstracto Español en las Casas Colgadas, inaugurado en 1966. Ese espacio, con Torner como uno de sus grandes impulsores, marcó un antes y un después en la difusión del arte contemporáneo en el país.

Su obra se encuentra hoy en instituciones como el Museo Reina Sofía o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de impregnar el paisaje urbano con esculturas y proyectos que integran arte y espacio público. En Cuenca, «topografía vestida de ciudad», destacan el Monumento a la Constitución, en la Plaza de Mangana, o las vidrieras de la catedral, donde supo conjugar la modernidad con el patrimonio histórico. También participó en la redacción del Plan General de Urbanismo de 1976, mostrando su preocupación por el entorno y el urbanismo de su ciudad.

Torner desarrolló una intensa trayectoria internacional con exposiciones en Europa y América, y colaboró en proyectos emblemáticos, como la remodelación de las salas del Museo del Prado en 1982 junto al equipo de arquitectos del centro. En el terreno del diseño gráfico, creó la firma corporativa de Loewe en los años ochenta y noventa y fue autor del logotipo de la candidatura de Cuenca a Capital Europea de la Cultura en 2016.

Su prestigio fue reconocido con numerosos galardones y distinciones: miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Gran Cruz de Isabel la Católica, Gran Cruz y encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, Premio Nacional de Arte Gráfico o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros. Este mismo año, con motivo de su centenario, el Ayuntamiento de Cuenca lo nombró Hijo Predilecto de la ciudad, título que sirvió de arranque a un programa de homenajes y exposiciones.

Torner deja un legado artístico y humano difícil de igualar. Fue un creador total: pintor, escultor, diseñador, urbanista y, sobre todo, un visionario que ayudó a abrir Cuenca al mundo a través del arte. Su vida, atravesada por la pasión por la belleza y el compromiso con su tierra, queda ya inscrita en la historia cultural de España.

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