«Todos, todos, todos» llenan la Plaza de San Pedro para el funeral del Papa Francisco

A las 8.00 de la mañana una melodía ha comenzado a sonar en la plaza de San Pedro. El coro de la Capilla Sixtina amenizaba desde entonces a los miles de peregrinos que esta mañana se han congregado en la explanada del Vaticano para despedirse por última vez del Papa Francisco, fallecido el pasado lunes. Apenas unos minutos después los primeros cardenales salían por los portones de la basílica para ocupar su asiento al lado derecho del altar. A las 8.53 un runrún recorría la tribuna de prensa: entraba en ese instante en la plaza Joe Biden.

El sol ha salido en Roma para las exequias del pontífice, que han arrancado con puntualidad vaticana: unos minutos después de las 10.05 de la mañana. A la izquierda del altar, las delegaciones de todo el mundo ocupaban sus asientos, todos ellos atentos al féretro del Papa Francisco. Según ha confirmado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, hasta 160 representaciones han participado en el funeral, entre los que han destacado el presidente argentino, Javier Milei —acompañado de su hermana—, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump o el francés, Emmanuel Macron. Por parte de España, han ocupado la primera fila los reyes Felipe y Letizia.

El funeral por el eterno descanso de Jorge Mario Bergoglio, primer pontífice americano en la historia de la Iglesia, se ha alargado hasta las 12.10 horas. Pese al bullicio de la Ciudad Eterna, la mañana ha estado marcada por el silencio de los fieles. Los primeros cálculos hablan de 200.000 asistentes en esta jornada que pasará a la historia.

La Misa ha estado celebrada por el cardenal italiano Giovanni Battista Re, que ha recordado en su homilía que «la participación de tantos fieles estos días dice mucho del intenso pontificado del Papa Francisco, que tantos corazones ha tocado». Doce años de intensidad que lo llevaron a aparecer públicamente por última vez el pasado domingo 20, en su despedida del mundo tras la bendición Urbi et Orbi.

Entre las columnatas de Bernini los miles de peregrinos —muchos de ellos jóvenes, desplazados a Roma por el Jubileo de los Adolescentes y la aplazada canonización del beato Carlo Acutis— han portado pancartas, banderas y grandes lonas. Un aplauso ha recorrido la plaza cuando monseñor Battista Re ha explicado que «la casa es la casa de todos». Luis, Alberto y Miguel Ángel, tres universitarios venidos de España y parte de ese «todos», recuerdan que «este es un momento histórico. Veníamos para la canonización, pero ha sido una gran suerte despedirnos de Francisco». Cuentan además con ilusión que el jueves pudieron entrar en la capilla ardiente establecida en la nave central de la basílica de San Pedro.

Una sensación compartida ha bañado la jornada: Battista Re ha hablado de la alegría por la Resurrección de Cristo —ahora que la Iglesia Católica celebra su Pascua—, que es «la alegría del evangelio», haciendo un guiño a una de las exhortaciones apostólicas de Francisco. Al final de las exequias, un grupo de patriarcas de las iglesias ortodoxas y bizantinas han logrado enmudecer de nuevo Roma con sus cánticos funerarios por el Santo Padre. Un ráfaga de aplausos ha resonado entonces en la plaza.

El Babel en que se ha convertido Roma esta semana, con la llegada de cristianos de todo el mundo, ahora parece entender el idioma del cariño de tantos y tantos. Pasadas las 12.15 el cuerpo de Francisco ha sido custodiado hasta el interior de San Pedro para ser llevado hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde aguarda su tumba sencilla. A lo largo de la ceremonia se ha podido escuchar en castellano la segunda lectura: «Nosotros somos ciudadanos del cielo», escribió San Pablo. Miles de fieles hoy han celebrado en Roma que el Papa, por fin, ha vuelto ya a su hogar.