Quintana Paz: «Me encanta la capilla que tienen en el edificio de COPE: siempre la encuentro vacía»

Al filósofo le gusta que le llamen «facha». Desde hace un par de cursos, dirige ISSEP, un centro de estudios superiores donde pretende «mantener, recomponer y embellecer los pabellones de nuestra civilización»

Miguel Ángel Quintana Paz (Salamanca, 1973) dice que le gusta que le llamen «facha». Desde el pasado septiembre, el polémico filósofo dirige ISSEP, un centro de estudios superiores donde pretende «mantener, recomponer y embellecer los pabellones de nuestra civilización».

Con él abordamos la realidad política de España y esta derecha nuestra que ahora capitanea Feijóo, «un señor que se empeña en poner una tilde en su apellido cuando ni en castellano ni en gallego lo lleva». Al preguntarle por el Papa y por la Iglesia contesta con contundencia y algo de picaresca: «cada vez siento por Francisco, por Jorge Bergoglio, como persona, mi mayor compasión», concluye.

¿Qué es la centralidad ideológica? ¿Existe?

Los centristas son unos señores que están a gusto con cómo van las cosas (con la salvedad de que creen que, si ellos gobernaran, todo iría aún mejor). Esa apacibilidad con el establishment los autoconvence de ser moderadísimos y razonabilísimos. Pero a menudo basta colocarles ante alguien que se aparte del mainstream, lo cual les ocurre a los pobres cada vez con mayor frecuencia, para que se nos revelen como unos intolerantes de tomo y lomo. Así que, en cierto modo, no, no existe el centrista, sólo el acomodado que se vuelve bien poco centrista en cuanto lo desacomodas.

¿Puede tener plasmación en forma de proyecto político en España? Chapu Apaolaza dice que hay dos Españas porque con tres la gente se hace un lío…

En realidad la Tercera España es la que más disfruta de que haya dos Españas. Solo así puede ella ser la Tercera. Es decir, en su mente, la superior.

En esta división ideológica Pedro Herrero y compañía hablan de la no izquierda. ¿Dónde queda la derecha? ¿Otra prueba más de la tibieza de la derecha para autorreconocerse?

Lo cierto es que yo tampoco soy muy partidario de usar el término «derecha» para describirme. Cada vez me gusta más el término «facha». Igual que en su día la palabra «queer» pasó de ser un insulto horrible en inglés a dar nombre a colectivos e incluso estudios universitarios, los Queer studies, estimo que también deberíamos apropiarnos del insulto «facha» y emplearlo como autodefinición. Mi sueño es acabar de director de un departamento universitario denominado «Facha studies».

¿Existe la derecha socialdemócrata? ¿Feijóo qué es?

En España todos tenemos un lado socialdemócrata por culpa del PSOE state of mind. Igual que si no haces ejercicio, engordas, si no te purgas cada día de tus tendencias sociatas, acabarás considerando que Pedro Sánchez es sólo un gobernante más. En cuanto a Feijóo, es un señor que se empeña en poner una tilde en su apellido cuando ni en castellano ni en gallego lo lleva.

¿Quedan intelectuales en España? La derecha muchas veces parece un páramo donde la «gestión» y la forma priman sobre las ideas, el contenido…

Ese análisis es correcto si pensamos en la España boomer y en el centroderecha (que cada vez son más una y la misma cosa, por cierto). Pero en la derecha más radical existe una burbujeante actividad intelectual. Un amigo que vive en Suiza me comentaba el otro día que, junto con Francia, seguramente seremos el país donde más cosas interesantes están pasando en tal terreno. Y parece mentira que no os deis cuenta de ello en La Iberia, pues vosotros sois una de esas muchas cosas interesantes que nos están ocurriendo.

Hablando de Herrero, tras abordar en uno de sus programas si se puede ser liberal en un mundo postliberal, ¿se puede volver a la normalidad en un mundo postpandémico?

Lo que había antes de la pandemia no era muy normal que digamos, así que a lo que estamos volviendo es más bien a aquella anormalidad. Esto significa que en breve tendremos en España multazos a un psicólogo por atreverse a sugerir que una niña de 12 años no es lo bastante madura como para ponerse nombre de varón, y que quizá ese deseo suyo responda a algún problema que se debería tratar. Todo gracias a una ley que pronto normalizaremos, la Ley Trans.

Žižek ha dicho algo así como que el coronavirus va a acabar con el capitalismo. Claro que Chomsky lo acusó de no decir nada. ¿Otro de sus delirios?

Žižek lleva pronosticando el final del capitalismo desde el inicio de su fama. Al mes de llegar la crisis del COVID-19 a Europa, ya tenía libro publicado con esa misma cantinela. Aún no ha aprendido que las predicciones que más fallan son las que se hacen sobre el futuro, y que por eso hay que hacer como los politólogos: predicciones solo sobre el pasado.

Sin caer en esa cosa orteguiana de España como el problema y Europa como la solución, y a juzgar por la gestión pandémica del Gobierno, ¿nos ha venido bien estar en Europa?

Yo, quizá por salmantino, siempre he sido más de Unamuno que de Ortega. Por eso creo que España va a acabar siendo una solución, mientras que la UE lleva tiempo siendo un problema. Lo que pasa es que España no empezará a ser solución mientras la gobiernen los que la ven como un problema.

Sobre esto mismo, imagino que estarás «deeply concerned» por la situación de Ucrania. ¿Europa tiene futuro más allá de eslóganes y asambleas pacifistas?

Es muy divertido ver a todos los eurócratas diciéndonos lo importantísima que es la soberanía ucraniana, a la vez que nos insisten en que las soberanías de nuestros países deberían irse desvaneciendo para enviarles a ellos más y más poder hacia Bruselas. No descarto que pronto necesitaremos un Zelenski español, francés, italiano… para conservar nuestra soberanía frente a las ambiciones de los deepliconcernidos.

Cambiando de tema, la España Movistar ha sabido copiar elementos del conservadurismo español, siempre muy ligado al catolicismo. Eso que llamamos los dogmas de las nuevas clerecías. ¿Qué podemos aprender nosotros de la izquierda?

Yo empezaría por aprender cosas de nosotros mismos. Hay todo un tesoro intelectual en el pasado europeo, en el inmenso ligado de lo católico, que a menudo desconocemos. Y por buenos motivos, dado que hoy los medios de comunicación y la educación, ¡incluidos los católicos!, se empeñan en olvidarlo, cuando no despreciarlo.

¿Por qué la izquierda woke aún no se explica que los obreros vayan a votar a Vox y no a Podemos?

Creo que empieza a percibirlo, pero es incapaz de incorporar eso a una reflexión profunda por lo que ya apuntamos antes: hoy el pensamiento más estimulante está a la derecha.

Hábleme de ISSEP. ¿Mantenerse en pie en un mundo en ruinas?

Esa es una expresión de Julius Evola que no está mal. Pero me temo que yo soy más optimista, no veo el mundo entero a nuestro derredor derruido. Aún atisbo algún que otro templo o palacio por cuidar, aunque sean por lo general pequeños; y creo también que se pueden reconstruir algunas columnatas de los soportales en que aún nos reunimos a pensar. Es lo que tratamos de enseñar en ISSEP: a mantener, recomponer y embellecer los pabellones de nuestra civilización, esos por los que tantos portentos han transcurrido, y que algunos quieren sustituir ahora por naves industriales mucho más frías y feas.

Siguiendo a Protágoras, para mí Évole es la medida de todas las cosas, y cada día habla mejor del Papa. ¿Es Francisco uno di noi?

Es iluminador releer ahora la Evangelii Gaudium, el programa que el propio papa se marcó al inicio de su pontificado. Allí apostaba sobre todo por dar un impulso misionero a la Iglesia católica. Y bien, pese a todos sus guiños a la izquierda Jordi Évole y a la tercermundialista, no parece haber surgido de ahí ni un solo converso como Chesterton o como John Henry Newman. Además, prosigue el descenso de fieles (si descontamos a los recién nacidos, que no parece que puedan atribuirse al impulso evangelizador). Para más inri, hacía tiempo que la figura de un papa no polarizaba tanto a la Iglesia por dentro.

Todo ello apunta a un cierto fracaso de los objetivos originarios. Esto no significa ni que este sea un papa ilegítimo, ni que yo esté haciendo una enmienda a la totalidad de la Iglesia actual: un papa puede fracasar igual que un párroco, un fontanero o un profesor y qué le vamos a hacer. Eso sí, igual que no ayuda mucho a tapar las vías de agua que deja abiertas un mal fontanero el montarle un coro de aduladores delante de cada fregadero, tampoco creo que sea muy inteligente el rodear al actual papa de coreutas que solo le alaben, cual serafines cantarines.

Dicho lo cual, y del mismo modo que me ocurriría con cualquier otro profesional fracasado, cada vez siento por Francisco, por Jorge Bergoglio, como persona, mi mayor compasión. Y cuanto más conozco la Iglesia católica actual, más me convenzo de que la tarea que tenía por delante era hercúlea, así que le acompaño en el sentimiento de su frustración.

Reflexionemos sobre la Iglesia. ¿Quién ha hecho más por los valores católicos? ¿La Conferencia Episcopal o la generación de Iris Simón y Rigoberta Bandini?

Los obispos son para mí unos personajes cada vez más misteriosos: tienen a su disposición una radio como la Cope, líder de audiencia, y ¿qué hacen? La dedican a retransmitir partidos de fútbol (jalonados de alguna que otra blasfemia), a ensalzar la canción Imagine porque «es muy bonita» (pese a su obvio mensaje anticristiano) y a contarnos, en los ratos de menor audiencia, a quién han nombrado arcipreste de Vitigudino. Confesaré no obstante que me encanta la capilla que tienen en el edificio de Cope: siempre la encuentro vacía, de modo que es un lugar silencioso sin igual en medio del ajetreo madrileño.

Recomiéndame, por favor, un libro, una película, una serie y una canción.

Dado que, por culpa de los obispos, he tenido que meterme con John Lennon, compensaré recomendando una canción que va sobre él: la que le dedicó su amigo Elton John tras su asesinato, Empty Garden. Es una canción tan triste que el propio Elton la canta rara vez; y el jardín vacío que le da título es, para mí, también el jardín devastado que hemos dejado en lo espiritual a las nuevas generaciones, pese a que hubo una vez un jardinero that cared a lot.

¿Una serie de televisión? G.E.O. Más allá del límite. A veces la cultura woke permite que se le cuelen producciones como esta, que ensalza el honor, el valor, el esfuerzo, la entrega a los demás.

Como película, Tootsie, de Sydney Pollack, que creo que fue premonitoria: la historia de un hombre heterosexual que tiene que fingir que es mujer para triunfar. Eso sí, al haber sido rodada en los años 80, está recubierta de un tono de comedia bien entretenido.

Por último, como libro voy a recomendar a un férreo defensor del papa, Massimo Borghesi, y su última obra, El desafío Francisco, también para compensar las críticas que antes he pronunciado contra él. Como ves, empezamos hablando del centrismo y de que todos estamos tentados por ese tipo de actitud, y tras esta larga entrevista yo también he terminado por caer de lleno en él y mostrarme un tanto moderadito.

Pablo Mariñoso
Pablo Mariñoso
Procuro dar la cara por la cruz. He estudiado Relaciones Internacionales, Filosofía, Política y Economía. Escribo en La Gaceta, Revista Centinela y Libro sobre Libro. Muy de Woody Allen, Hadjadj y Mesanza. Me cae bien el Papa.