Agustín Laje, Nicolas Marqués, Axel Kaizer, Raúl Tortolero y otros se han encargado de desmontar el relato de la izquierda posmoderna. Por ende, mi intención no es repetir, mucho menos competir, con los trabajos de esos autores. En todo caso, lo que quiero mostrar es el uso que hicieron las pandillas de toda la narrativa progresista para secuestrar países en la región.

Sucede que, mientras la derecha se concentraba en los datos, la izquierda estaba acaparando todos los espacios de comunicación posibles, por ejemplo, la música popular de nuestros pueblos. Estos encantadores de serpientes entendieron que el común de la gente no va a comprender un complicado cuadro de Excel con los datos de la Balanza Comercial, pero si iba a sentirse identificada con una cumbia que le diga que los ricos, policías y empresarios son los malos.

Por eso, no debería extrañarnos que, por ejemplo, en los conciertos de Santa Feria, agrupación chilena de cumbia, las banderas mapuches acompañen a las palmadas de la frenética audiencia, o que los habitantes del norte argentino bauticen a sus hijos con Traiko, nombre del líder de la agrupación cumbiera Meta Guacha. Nos guste o no, la cumbia es parte de nuestros pueblos.

La cumbia está tan penetrada en nuestra cultura que ni siquiera la poderosa industria del rock la pudo desplazar. De hecho, géneros como el reguetón tienen que competir por un espacio con las clásicas cumbias de cada país.

Es muy cierto que la cumbia popular tiene elementos que exaltan la violencia, las drogas y la delincuencia. Pero eso no debe ser impedimento para reconocer la importancia del género en la transmisión de mensajes.

Ahora bien, si por unos minutos dejamos de llamar música de «grasas», «negros» o «racas», y nos ponemos a analizar las letras de las canciones de, verbigracia, Meta Guacha, sorpresa, encontramos una apología de la familia, el trabajo duro, la fe y la patria, ¿no es acaso lo que amamos todos los conservadores?

Por citar un caso, el 2016, en pleno concierto de los diez años de carrera musical de Santa Feria, Traiko Piuner expresó lo siguiente: Los Meta Guacha estamos contentos de festejar los diez años de Santa Feria. La cumbia une a toda la gente trabajadora de América Latina. Todos nos levantamos cada día a laburar, y pedimos que en nuestras mesas nunca falte un plato de comida. ¡Arriba la gilada!

La cumbia también nos muestra una de las tantas contradicciones de la izquierda. Pues mientras los socialistas caviar se llenan la boca con la palabra «pueblo», en su fuero más íntimo desprecian cualquier cosa que tenga sabor a popular.

Esa actitud de arrogancia intelectual ha sido, claramente, percibida por pensadores como Hayek. De ahí que haya invitado a sus seguidores a concentrarse en la academia y en la batalla de las ideas.

Sin embargo, mientras se intentaba convencer a una élite intelectual de abrazar las ideas de la libertad y el capitalismo, la izquierda enamoraba a los votantes y monopolizaba todos los espacios transmisores de cultura. Justo ahí radica nuestra tarea, pues nos toca recuperar a nuestros pueblos, que en el fondo son quienes aman a nuestras patrias y adoran a sus hijos.

¡Arriba la cumbia!