Un corresponsal, que encabeza un grupo de luchadores contra la inflación, me envió recientemente un resumen de una página escrito a máquina de sus argumentos contra la inflación y me pidió mi opinión al respecto. La declaración era sincera y bien intencionada, pero, como ocurre con la mayor parte de lo que se escribe sobre la inflación, era confusa tanto en su análisis como en sus recomendaciones.
Escribí aprobando su esfuerzo por «hacer algo», y aprobando también su idea de intentar exponer la causa y la cura de la inflación en una sola página, pero sugerí la sustitución por la siguiente declaración.
Causas y soluciones de la inflación
1 La inflación es un aumento de la cantidad de dinero y crédito. Su principal consecuencia es la subida de los precios. Por lo tanto, la inflación -si utilizamos mal el término para referirnos al aumento de los precios en sí- está causada únicamente por la impresión de más dinero. La política monetaria del gobierno es la única responsable de ello.
2 La razón más frecuente para imprimir más dinero es la existencia de un presupuesto desequilibrado. Los presupuestos desequilibrados están causados por gastos extravagantes que el gobierno no quiere o no puede pagar con los correspondientes ingresos fiscales. Los gastos excesivos son principalmente el resultado de los esfuerzos del gobierno para redistribuir la riqueza y los ingresos, en resumen, para obligar a los productivos a mantener a los improductivos. Esto erosiona los incentivos de trabajo tanto para los productivos como para los improductivos.
3 Las causas de la inflación no son, como se suele decir, “múltiples y complejas”, sino simplemente son el resultado de imprimir demasiado dinero. No existe la inflación “por empuje de los costos”. Si, sin el aumento de las reservas de dinero, los costos salariales o de otro tipo se ven obligados a subir y los productores intentan repercutir estos costos aumentando sus precios de venta, la mayoría de ellos simplemente venderán menos productos. El resultado será la reducción de la producción y la pérdida de puestos de trabajo. El aumento de los costos sólo puede traducirse en un aumento de los precios de venta cuando los consumidores tienen más dinero para pagar los precios más altos.
4 Los controles de precios no pueden detener o frenar la inflación. Siempre son perjudiciales. Los controles de precios simplemente reducen o eliminan los márgenes de ganancia, interrumpen la producción y provocan cuellos de botella y escasez. Todo control gubernamental de precios y salarios, o incluso la “supervisión”, no es más que un intento de los políticos de echarle la culpa de la inflación a los productores y vendedores en lugar de a sus propias políticas monetarias.
5 Una inflación prolongada nunca “estimula” la economía. Al contrario, desequilibra, perturba y desvía la producción y el empleo. El desempleo se debe principalmente a las tasas salariales excesivas en algunas industrias, provocadas ya sea por demandas sindicales extorsivas, por las leyes de salario mínimo (que mantienen a los adolescentes y a los no calificados fuera de los puestos de trabajo), o por un seguro de desempleo prolongado y demasiado generoso.
6 Para evitar daños irreparables, el presupuesto debe equilibrarse lo antes posible, y no en un dulce futuro. El equilibrio debe lograrse recortando los gastos imprudentes, y no aumentando una presión fiscal que socave los incentivos y la producción.