El otro día me invitaron a una capea. Todo era favorable: buen tiempo, varios amigos, gente presuntamente católica… pero dije que no. Dije que no porque estuvimos en otra capea la semana anterior. No hay nada malo en ir a muchas capeas, pero muchos planes con mucha gente te pueden marear. El objetivo común (uno de ellos, por lo menos) es conocer a chicas majas para aumentar las posibilidades de echarse novia. Vale, tiene sentido. El problema es que llega un punto en puedes conocer a demasiadas chicas. Hablo de chicas porque soy chico, pero imagino que también funciona a la inversa. Este verano Blanca me habló de sus padres. Al parecer, ellos tenían un grupo grande de amigos y amigas. De ese grupo salieron varios matrimonios. La conclusión de Blanca es sencilla: «El roce hace el cariño y antes había más roce. Ahora puedes conocer a más gente, pero seguramente conozcas menos a casa persona». 

Me parece una idea interesante. Conocer mejor a la gente en vez de conocer a más gente. Hay una gráfica famosa: la curva de la plenitud. Al principio, cuanto más dinero tiene más satisfecha se encuentra la gente. Sin embargo, cuando alguien tiene las necesidades básicas cubiertas y se puedes permitir algún capricho, el dinero pasa a generar más problemas de los que soluciona. Entonces la curva baja.

Lo mismo pasa con conocer gente. Está bien hasta que te pasas. Entonces conoces menos a cada persona para poder conocer a más personas y las posibilidades de emparejarse bajan. En la gráfica no hay números. Ya depende de cada uno.

Creo que mis amigos y yo hemos llegado a la zona donde las posibilidades ya no suben más. No significa que no quiera conocer a nadie. Por supuesto, hay que seguir atento. Lo dijo Emilio Duró en un vídeo que ya es mítico. Luego siempre conoces a uno que se casa con la cuidadora de su hermano o a la paseadora del perro a la que conoció sin salir de casa. Pero bueno, por lo menos hay que abrir la puerta y sonreír.

En fin, que hay que dejarse de tonterías. No compensa conocer a más gente porque sí. Como decía un amigo: «Ya no podemos ir dando machetazos al tuntún, ahora hay que ir con precisión de cirujano». Me gusta la metáfora. Una manera gráfica de decir que toca centrarse.