El ‘dicciomario’ Vargas Llosa, una radiografía de las obsesiones del Nobel

Un homenaje en cien palabras al universo literario del hispano-peruano

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En Arequipa, la ciudad que lo vio nacer, el Instituto Cervantes ha presentado el Diccionario Mario Vargas Llosa. Habitó las palabras, un homenaje colectivo que recorre la vida y la obra del Premio Nobel de Literatura a través de cien términos que condensan su universo literario, intelectual y vital. La obra, concebida como una «radiografía» de las obsesiones del autor peruano, se ha presentado en la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de Arequipa, en el marco del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE).

El volumen abre con la palabra academia, escrita por el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, y concluye con zozobra, firmada por la escritora Laura Ferrero. Entre ambas, una centena de voces (familiares, escritores, artistas, políticos y lectores) glosan conceptos que acompañaron al autor de Conversación en La Catedral a lo largo de su vida.

El dicciomario de sus obsesiones

El dicciomario, como lo han bautizado sus impulsores, incluye contribuciones de personalidades de ámbitos muy diversos. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se ha encargado de la entrada cultura; el de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha escrito Hispanoamérica; y el propio García Montero firma espectáculo. El escritor Álvaro Pombo define fragilidad y Joaquín Sabina, fiel a su estilo, se ocupa de huachafería. También figuran nombres como Aitana Sánchez-Gijón, Fernando Savater, Isabel Coixet o Rosa Montero.

En palabras del novelista colombiano Juan Gabriel Vásquez, responsable de la palabra dictadura, el libro constituye «una radiografía de las pocas obsesiones» de Vargas Llosa y «un inventario de emociones». «Hay un hilo conductor entre todas las palabras: las distintas manifestaciones del poder, político, social o íntimo. Cuanto menos numerosas son las obsesiones de un escritor, más fuertes resultan».

Para Carlos Granés es clave la capacidad del autor peruano para «dar nuevos significados a las palabras», mientras que Pilar Reyes, su editora desde Los cuadernos de Don Rigoberto, y autora de la entrada obra, recuerda que Vargas Llosa fue, ante todo, «lector, intelectual y escritor». «Decía que la literatura es fuego, y esa idea de rebeldía está en el corazón de toda su relación con el mundo».

La memoria de un legado

El homenaje se completa estos días con la reapertura de la casa natal del escritor en Arequipa, convertida en museo interactivo con objetos y vídeos de su vida pública y privada. La nueva sala El Inmortal conmemora su incorporación a la Academia Francesa de la Lengua, mientras la Real Academia Española descubrirá una placa con su nombre y el Instituto Cervantes depositará en la Caja de las Letras su legado in memoriam.

La figura de Mario Vargas Llosa, fallecido el pasado abril, vuelve así a ocupar el centro del CILE, donde su presencia sigue viva entre las palabras que habitó y que hoy, en su honor, forman un diccionario entero.

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