Hace apenas unos días murió el padre del verano, Brian Wilson, a las puertas del mismo. El genio musical ha muerto a los 82 años tras sucumbir a una enfermedad neurodegenerativa. California estos días tiene menos sol y las olas se mecen en una lúgubre marea.
Es imposible pensar en los 60 sin acordarse de los Beach Boys, sus California Girls, el sueño de surfearse entera la Costa Oeste, los bañadores a rayas y las noches estrelladas en playas sin nombre.
Brian, Dennis y Carl Wilson junto a Mike Love y Al Jardiner fueron la voz de una generación rebelde. Hijos de la posguerra, jóvenes a technicolor que cambiaron el rumbo del país y llevaron su ritmo a los cinco continentes. No sólo se quedaron en el Surfin´ in the USA o Kokomo sino que fueron evolucionando a un tipo de música más sofisticado, con un nivel de producción a la altura de un genio como lo fue Brian Wilson.
Casi como una partida de ping pong transoceánica, los Beatles y los Beach Boys se pasaron los años 60 lanzándose disco tras disco; inspirando a unos y a otros mientras hacían bailar a una generación detrás de otra.
Cuando los cuatro de Liverpool publican el genial Rubber Soul, Brian Wilson quiso dejarlo. Pensó que jamás llegaría algo tan grande. Ni él supo ver las cotas de su talento, pues al año siguiente compuso uno de los mejores discos de la historia: Pet Sounds (que también fue caldo de cultivo para el legendario Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band)
De mente brillante pero frágil, Brian abandonó parcialmente los escenarios para centrarse en la música. Trató de producir su obra maestra (Smile), aunque le pudo la presión y no la publicó hasta 2004.
Enfrentado a un padre autoritario, con una banda que se le escapaba de las manos e incomprendido por un público que lo encasillaba en su primera etapa, tanto su música como él pasaron a un segundo plano allá por los 70. En los 80, esos veinteañeros que pasaron sus mejores años cantando I Get Around pasaron su afición a sus hijos, que rescataron a la banda del ostracismo. Tanto es así, que tocaron en el archiconocido Live Aid del 85 siendo uno de los platos fuertes. Si hay algún lector con curiosidad sobre la trayectoria de los Beach Boys, le recomiendo encarecidamente el documental The Beach Boys de Disney Plus. Allí se hace un recorrido del grupo, sus inicios y desenlace con metraje original y entrevistas a los miembros inmejorable.
Brian no tuvo la personalidad de un Jagger, ni la facilidad para recorrerse el mundo sobre escenarios de un McCartney, pero sí tuvo la brillantez de ambos. Fue un músico de leyenda que, a día de hoy, sigue retrotrayéndonos a unas costas a las que no hemos ido, a unas olas que no hemos tomado con unas armonías únicas que sólo nos invitan a disfrutar. ¿Cómo sería un mundo de veranos eternos? God Only Knows…